Mi nuevo trabajo, con el negro de mis sueños… (de mi autoría)


Yo había estado cesante por harto tiempo (por motivos de elección), mi trabajo anterior se había vuelto monótono y aburrido, ya no me parecía atractivo y un día cualquiera presenté mi renuncia.

Claudio (mi esposo), varias veces me había hecho el comentario de que necesitaban en su empresa a una persona para el área de administración contable y que yo tenía un currículo perfecto para el puesto. Realmente nunca le tomé demasiada importancia, no quería trabajar en la misma empresa que él (claro que su trabajo es en terreno y tiene que moverse entre las sucursales de la empresa que tiene a lo largo de todo el país).

Después de un tiempo, analizando los pro y los contra, decidí aceptar la propuesta de Claudio e ir a presentarme para la entrevista. Si resultaba y quedaba contratada, podría renovar mi auto y tener un ingreso personal para mis gastos que no son muchos (lo más caro es mi perfume importado, que uso desde ya mucho tiempo)

El día anterior salí a comprar unas prendas un poco más formales y aproveché de comprar una ropita interior muy sensual y otra muy atrevida; había encontrado un sexshop donde vendían prendas muy graciosas y seductoras, tenían unas braguitas abiertas en la conchita muy simpáticas, también unos brassiers que hacían juego, en realidad todo lo que allí había era entretenido, así que compré varias cositas lindas.

Me fui de la tienda con mi imaginación creando miles de cosas, pero debía llegar a casa a preparar la cena, dejar lista la tenida con la cual iba a ir a la entrevista y actualizar mi currículo. Cuando llegué, Claudio ya estaba en casa y había comenzado a preparar la cena, lo saludé a él a mi hija que lo estaba ayudando con la preparación. Salía muy buen aroma y les dije…

-Que están preparando, huele rico…me vine lo más rápido que pude para hacer la comida, pero ustedes se me adelantaron…

-Pasé por el lado de un restaurante chino y el aroma me sedujo, de camino a casa, compré todo para preparar acá y como se que les gusta…Además tengo una muy buena ayudante…me dijo Claudio cerrando un ojo.

-Mañana te espera mi jefe alrededor de las diez de la mañana, si quieres te vas conmigo en el auto…

-No estaría mal, ya que el mío anda dando problemas y no quiero quedarme botada a medio camino…bueno voy a ir darme una ducha mientras terminas, después conversamos.

La verdad estaba muy ansiosa, debía ser por la entrevista, así que traté de concentrarme en eso y pensar en cómo presentaría mi proyecto de trabajo.

Después de cenar, conversamos los tres en familia (Jorge, mi hermano, que estaba viviendo por un tiempo con nosotros, le había tocado viajar por motivos de trabajo), después nos fuimos a dormir. Claudio se durmió súper rápido, mientras que la ansiedad no me dejaba dormir, estaba inquieta, ya que hace tiempo que estaba alejada del trabajo administrativo, daba vueltas en la cama, debí haber dormido sólo dos horas. Mis ojos estaban cansados, pero la adrenalina de lo nuevo, me dio ánimo, respiré profundamente y me levanté.

Como era temprano, preparé el desayuno y me fui a la ducha, mientras ellos comían. Empecé a preparar lo que iba a llevar puesto, saqué una blusita blanca ajustada con un escote formal, pero sin dejar de ser atractivo, una faldita negra con unos tajos en los lados de las piernas y una chaquetita que hacía juego. Le puse crema a mis piernas, que sin dejar de lado, eran muy atractivas y las llevaría libres, sólo con unos bellos tacones de taco fino negros, eso resaltaría aún más y no se puede negar que todo entra por la vista, el trabajo tenía que ser mío.

En fin, llegamos a las oficinas de la empresa, Claudio entra donde su jefe para avisar de mi llegada, sale después de 20 minutos con su jefe. Era un inmenso negro de unos 40 años, mezcla de africano y cubano, digo inmenso porque así era; medía casi dos metros, de espalda ancha y gruesas piernas, sus labios eran bien gruesos y sus manos fuertes y grandes que atraparon las mías al saludar y me acercó hacia él dándome un beso en la cara, (quedé un poco tiritona al tener tan cerca tremendo mastodonte de hombre). Claudio, que seguía a mi lado, me dice que tiene que viajar de inmediato y se va ( su trabajo era así y tenía que pasar por la casa a buscar ropa). Juan, su Jefe se queda a mi lado.

-Claudio no me había dicho que tenía una esposa tan buena moza y al decir atractiva me quedo corto.

-Gracias, pero no es para tanto, sólo soy una mujer con muchas ganas de trabajar, le dije muy nerviosa.

-No te preocupes, así como veo y por lo que me ha comentado tu marido, estoy casi seguro que el trabajo es tuyo…pero que te parece que pasemos a mi oficina, no es muy cómodo conversar acá parados y después puedes pensar que soy un descortés.

Entramos a su oficina, era casi un gran salón, estaba su escritorio y dos grandes sofá de cuero negro muy bellos. Él me dijo que me sentara y yo enseguida le entregue mi currículo. Me sentía algo incómoda con su presencia, no sabía el porque, ya que él era muy cordial, pero había algo que me hacía sentir como si estuviera analizando todos mis movimientos, además tenía unos ojos muy profundos, los cuales no me quitaba de encima.

No me preocupaba mi presencia física, ya que se que lucía adecuada y tengo un cuerpo que llama la atención por si solo. Poco a poco le fui explicando como iba a ser mi forma de trabajo, los planes a seguir y todos los detalles, de los cuales creo, no le dio mucha importancia, ya que lo único que hizo durante mi presentación, fue recorrer todo mi cuerpo, deteniéndose en mis piernas, las cuales lucían para él. Llevaba como una hora dando mi charla y él me preguntó, dando un pequeño suspiro…

-Quieres un café? A mi me apetece uno…

-No estaría mal, tengo seca la boca de tanto hablar…le dije dando un suspiro de relajo y sonreí, dejando a la vista mis dos bellas margaritas que se forman en mis mejillas al sonreír.

-María, tráeme dos café…tú sabes como me gusta y para la señora cómo? me pregunta…

-Negro y amargo, por favor...le respondí.

-Entonces dos café negros María, como yo, pero yo soy muy dulce, me dice soltando el botón.

La secretaria trae los café. Él miró entregándome una muy cálida sonrisa y me dijo que nos sentáramos en el sofá, ahí estaríamos más cómodos. Me levanté de la silla, él se paró detrás de mi con su café en las manos tomando a la vez el mío, caminé hasta el sofá con su tremendo y poderoso cuerpo siguiendo mis pasos.

Nos sentamos y de verdad era muy cómodo, acogía mi cuerpo de una manera exquisita, él se sentó en el otro sofá, quedando casi frente a mi y seguimos conversando de todo un poco. Me contaba que estaba muy conforme con el trabajo de Claudio, que era un apoyo fundamental. También me decía, que la empresa la tenía en sociedad con un muy buen amigo, que en esos momentos estaba en una reunión desde muy temprano con unos inversionistas y que pronto me lo presentaría, ya que él me explicaría en detalles la labor que yo iba a desarrollar en la empresa.

-Eso quiere decir que el trabajo es mío? Le dije con asombro y muy contenta.

-Por supuesto hermosa, desde que te ví, quedaste contratada. No puedo dejar escapar a una mujer como tú, sería un estúpido si lo hiciera. Eres la mujer precisa para lo que necesitamos.

Se levantó de donde estaba y se sentó a mi lado, lo cual me hizo sentir un escalofrío por todo el cuerpo, se me pararon los pelos. Su presencia era imponente, además que yo no soy muy alta. Mi cabeza empezó a crear mil cosas, mientras mi cuerpo empezaba a temblar por los nervios o la excitación que me producía tener a un bello exponente de la raza negra tan cerca. En mis sueños siempre había querido a un negro, sentir su cuerpo, su olor y saber si era verdad que todo lo tenían grande, como había visto en las películas pornográficas.

Ya era la hora de la colación y quedamos casi solos, andaba una que otra persona de la limpieza, que por seguro jamás se atreverían a entrar a la oficina del jefe.

-Estás un poco nerviosa, parece. Te da miedo estar sola conmigo? Ten por seguro que nada malo te va a pasar…me dijo al mismo tiempo que toma mi mano.

-No es eso, lo que pasa es que…no me salen más palabras y agaché mi cabeza, cayendo un mechón de mi cabello que cubrió mis ojos.

Él me sacó el cabello de los ojos, viendo como ellos delataban una muy notable intranquilidad. Temía que descubriera mi deseo travieso, que yo ya sentía en mi sexo.

-Tranquila mujer, no me tengas miedo, me dijo y me dio un beso en la frente.

Lo miré a los ojos y se me arrancó un suspiro. No pude ya evitar que se notara lo deseosa que estaba por él, el brillo de mis ojos mostraban la ansiedad que se había apoderado de mi cuerpo. Me miró otra vez y con sus dos grandes manos agarró mi cara y me dio un pequeño beso en ambas mejillas y uno muy suave en los labios. Se dio cuenta que no lo evité, al contrario, cerré mis ojos para disfrutar del grosor de sus labios, pasó su lengua caliente por mi boca, lamiendo todo el borde de mis labios.

Abrí mi boca para que la introdujera y se la chupé sintiendo un tremendo pedazo de carne penetrando mi boca. Empezamos a besarnos muy apasionados y agitados…mmm…sus besos eran delirantes y exquisitos, me abrazó y me apretó hacia su cuerpo, el cual cubría casi en su totalidad.

-Me tienes caliente mujer, tu boca es deliciosa. Eres muy bella y se nota que eres ardiente. Como me chupaste la lengua…mmm…eres golosa, te la querías comer toda.

-Es rica tu lengua, es gruesa y grande, eres grande entero…

-Y eso que no has visto todo, tengo algo que podría destrozarte enterita preciosa, me dice en un tono desafiante.

-Ver para creer, le digo muy atrevidamente…

-Quién busca encuentra, me dice más desafiante…

Me saco la chaqueta para quedar más cómoda, dejando a la vista el escote de la blusa, se me había desabrochado un botón y dejaba a la vista un poco más de mis grandes pechos. Me arremango la falda y me arrodillo entre sus piernas sobando con mis manos sus gruesas piernas hasta llegar a su verga, que casi reventaba su pantalón. Le desabrocho el cierre, apareciendo ante mis ojos un descomunal pene, enorme y grueso, medía más de 25 cms y de grosor no se, jamás había tenido una verga tan grande en mis manos, se me hizo agua la boca y le doy un pequeño beso en el glande.

-Qué te parece, te gusta? Es todo para ti, me dice muy seguro de si mismo quitándose la chaqueta y la corbata, para quedar más cómodo.

-Es precioso, me lo comería todo…

-Y que estás esperando muñeca…ahí está y es todo para ti.

Lo agarro fuerte apretando la base de su enorme pico y paso la lengua por los borde de su cipote, me lamo los labios y voy metiendo poco a poco su inmenso y delicioso palo en mi jugosa boquita…

-Que rico cosita…así mismo…mi amor…mmm…tu boca está caliente, siento que se me derrite en tus labios. Cómete mi polla, yo se que sabes hacerlo bien, se te nota que eres golosa, me di cuenta cuando me chupabas la lengua…demuestra lo puta que puedes ser.

-Tu verga me pone así, soy bien puta cuando quiero, me transformo y más aún viendo una polla de este porte ante mis ojos.

Él se levanta y se saca los pantalones dejando todo para mi. Le agarro su pico con mi mano y le lamo sus enormes bolas, me meto una a la boca y después la otra, sintiendo sus gemidos fuertes, no le importaba nada, además no había nadie que nos pudiera interrumpir. Me dirijo de nuevo a su polla que se ponía cada vez más dura con mis lamidas, trataba de meterla toda, pero no podía, chocaba con mi garganta, la cual también lo masajeaba y lo sacaba cuando me daban arcadas, mis ojos lloraban por la falta de respiración y de mi boca destilaba mucha saliva, mojando toda esa verga que disfrutaba chupando, quizá yo más que él, ya que siempre había fantaseado con un tremendo pico negro y grande. Mi conchita palpitaba, apretaba y soltaba los músculos de mi vagina…lo deseaba demasiado, pero quería sentir su leche en mi boca y no me detendría hasta conseguirlo.

Él penetraba mi boca hasta mi garganta y yo recibía gustosa los embistes de semejante pedazo de carne negra, que sofocaba mi respiración, pero no importaba, esa leche tenía que saborearla. El olor de su lubricación era fuerte y de un sabor muy sabroso, apenas podía con ella, pero me la embutía en la boca una y otra vez. Su respiración era cada vez más acelerada y sus gemidos casi aterradores; su pene palpitaba más fuerte que su corazón, sabía lo que venía, lo que yo esperaba con tantas ansias. Empecé a masajear sus bolas negras, mientras me devoraba hasta la garganta todo lo que podía de esa verga colosal…

-Me voy cosita…no puedo más putita rica…sigue así, cómetela toda mi amor…chupa mi amor…mmm…ohhh…que rico, ahí viene perrita…ohhhh...ohhhh…ahhhh…ahhhh.ahhhh…perra que rico…ahhhh…ahhh…

-Vente negrito rico, dame toda tu leche, cosita…

-Cállate y chupa, chupa cosita, no pares, no pares…me voy con todo…ahhhhhhh…ahhhh…ahhhh…

Salta toda su espesa leche directo en mi boca, me llenaba toda la boca, esa verga entregaba tanta leche que un poco se escapaba y me chorreó por los labios. Él apretó mi cabeza contra su miembro y gemía con desesperación, dando unos temblores de satisfacción. Me había entregado su fuerte y espesa leche toda dentro de la boca, lo miro y con mi lengua recojo lo que caía de mis labios, le muestro mi boca llena con su leche y me la trago todita, le vuelvo a chupar la verga exprimiéndola toda sin dejar de mirarlo directo a sus bellos y profundos ojos.

-Eres toda una tragona cosita rica…te tragaste toda mi leche y antes me la mostraste para que me diera cuenta…eres una muy buena putita golosa.

-Es rica tu leche y espesa, tienes una polla que no dejaría nunca de lamer.

-Ahora me toca saborear tu conchita putita, quiero probar tus jugos, quiero lamer tu conchita blanquita…perrita golosa

Se acerca y me levanta, besa mi boca fuerte y apretado, metiendo toda su lengua. Baja por todo mi cuello mordiendo despacio y lamiendo a la vez, sigue su labor hasta llegar al escote de mi blusa y empieza a desabrochar los botones poco a poco, alternando con besos por cada botón desabrochado, va desnudando mi cuerpo hasta dejar mis pechos sólo sujetos con sus manos, pasa su lengua suavemente por mis pezones y empieza a succionarlos fuertemente, como si los mamara, con lo cual no pude dejar de soltar un gemido fuerte. Toma mis dos pechos con sus manos, los aprieta y los junta, chupándolos al mismo tiempo. El espectáculo era fabuloso, ver como un enorme negro devoraba mis tetas desesperado.

-Que ricas tetas tienes mi amor…son grandes y blanquitas…me las quiero meter a la boca todas, pero no puedo…cosita deliciosa.

Yo sólo disfrutaba de sus caricias y gemía, las palabras no me salían, mi boca estaba cansada por los embistes de su verga. Su pene, que había quedado colgando un poco más arriba que sus rodillas, ya había cobrado vida otra vez, lo sentía, ya que me punteaba a la altura del abdomen (él era mucho más alto que yo). Me toma fuerte de la cintura, me levanta y me recuesta en el sofá con las piernas hacia el suelo, quedando él en medio de mis piernas, abriéndolas. Me levanta la falda quedando toda recogida en mi cintura, se quita la camisa y apoya su nariz en mi conchita por encima de mis braguitas chiquitas, oliendo profundamente…

-Que rico hueles cosita, tienes las bragas mojaditas…

-Tú me tienes así cosita…mi negrito rico…mi negro enorme

Me quita las bragas, casi de golpe, haciendo que se rompieran, pero eso ya no importaba. Se acerca a mi vagina y con su lengua gruesa recorre toda mi conchita, pasando levemente rozando mi culito y se detiene en mi clítoris erecto, lo chupa suavemente, lamiendo y succionando. Sus dedos empezaron a abrirse paso en mi, ya estilando conchita, sin dejar de lamer y chupar, su dedo entraba y salía de mi interior, metió dos dedos y mi conchita los apretaba sin querer dejarlos salir.

-Puedo meter otro dedo? Tengo dos adentro y los siento apretados. Crees que puedas con otro?

-Méteme todo mi amor, rómpeme si quieres, estoy desesperada…mmm…mi cuerpo es tuyo en estos momentos, has conmigo lo que quieras papito rico…mmm…mmm…ahhh

-Bueno, tú lo dijiste, son tus palabras mi putita, ahora eres mía y te siento tan deseosa de mi, que me calienta verte como te quejas…

No esperó más e introdujo otro dedo, me dolió un poquito, pero su boquita jugaba tan rico con mi clítoris, que el placer me hacía olvidar todo lo demás. Su boca, su lengua y sus dedos me tenían loca de lujuria, apreté mi conchita hacia él, para que metiera más y más, sus lamidos eran fantásticos y sus gruesos dedos me clavaban, estaba desesperada, ya no podía más. Mis convulsiones hicieron que diera un grito acompañado de gemidos fuertes y rápidos…

-Hay que rico…mmm…ayyyy…ahhhh…ahhhh…que rico mi amor, sigue más, más…ahhh…ahhh…ohhh…que fuerte, que rico papito, que ricooooo, ohhhh…

-Acaba rico mamita, siente rico cosita, eres mía y te siento mía, acaba mi amor…que gimes rico…me tienes caliente…putita golosa…ahora vas a sentir lo que es bueno zorrita deliciosa…te voy a clavar mi polla entera para ti, jamás te van a culiar como lo voy a hacer yo…

Abre mis piernas y me mete de un viaje la mitad de su tremenda verga en la conchita, se agarra de la parte alta del sofá y me clava todo ese tremendo mastodonte de pico. Apenas podía soportar tanta carne dentro mío, sentía dolor, mucho dolor, pero estaba extasiada a la vez, un negro, con el que tanto había soñado, me perforaba mi concha, mi mente alucinaba y el dolor se volvió un placer enorme, ya que arrodillado en el suelo y agarrado del sofá, podía meterme toda su verga y a la vez rozar mi clítoris con su pelvis. Lo tenía todo dentro, sentía sus bolas golpeando mi culito, sentía tan rico; lo abracé con mis piernas por su cintura y otra vez empecé a acabar, pero esta vez con él dentro. Él se dio cuenta y me abrazó por la cintura, apoyó su sudado pecho sobre mis tetas y empezó con unos embistes rapiditos, como se movía ese negro dentro mío, el orgasmo fue exquisito acompañado de palabras fuertes…

-Toma mi polla puta…disfruta de este negro puta golosa, te estoy clavando toda esta negra verga…te voy a travesar zorra caliente…nadie te va a culiar como yo…acaba rico…gime rico puta mía…

Había acabado otra vez, su pene seguía taladrándome duro la concha. Me agarra del culo y se levanta conmigo atornillada a su pene, quedando con mis rodillas encajadas en sus caderas, sus brazos eran muy fuertes y su cuerpo poderoso, no paraba de besarme y me encantaba como lo hacía, ya que con sus gruesos labios me devoraba toda la boca. Con sus manos me subía y me bajaba por todo ese tronco color ébano, yo le ayudaba apoyada con mis rodillas y sujetada con mis brazos en su cuello. Tenía fuerza y mucha resistencia este negro. Apretaba fuerte mi culo y con su dedo trataba de hacerse espacio en el, mientras me decía…

-Me darías el culito? Tu marido te lo ha puesto en culito zorrita, dime la verdad…deja que te lo meta en el culito, me decía al oído…

-Lo he hecho por el culito (no le dije si había sido mi marido), pero tu pene es muy grande cosita, me va a doler mucho…

-Lo hago suave mi amor, te prometo que trataré de ser muy gentil…es que lo siento apretadito con mi dedo y quiero sentir mi pene en tu culito…

Sin esperar respuesta, lo saca de mi conchita y con su mano lo empieza a empujar contra mi culito…no podía entrar, su verga era demasiado gruesa, él me apretó fuerte contra su enorme pico y metió la cabeza, pero era muy gruesa y me ardió mucho.

-Me duele papito…ayyyy…por favor sácalo…

Lo saca y me da un beso rico, me baja de su cuerpo y me apoya sobre su escritorio, su lengua recorría otra vez mi conchita inflamada, al mismo tiempo que chupaba mi culito, su lengua gruesa lamía sin parar el orificio de mi culo y siento que escupe para lubricar. Empezó a meter el dedo en mi hoyito y yo con mis manos me pajeaba la conchita, su dedo se abría paso en mi culito, lo fue dilatando tan bien que pudo meter dos dedos y cuando sentí el tercero dentro me dolió un poco, ya que sus dedos eran grueso y largos.

-Ahora mamita rica…tu culito está dilatado…ahora te clavaré tu culito con mi verga dura…

Me empuja su pico duro y va entrando poco a poco dentro mío, lo sentía enorme y me masturbaba más y más para olvidar el dolor que sentía, cada vez entraba más y no paraba de embutirme toda su carne en mi apretado culito, sentí que algo traspasó y un gemido de él me dijo que la tenía toda dentro.

-Está toda dentro putita, te voy a bombear tu culo cosita, jamás te vas olvidar de tu negro…

Sin parar de hablar comienza a meter y sacar su pene en mi culo y las clavadas eran cada vez más fuertes, era impactante como mi culito podía soportar tanto, que creo que por un momento perdí el conocimiento. Cuando pude reaccionar, ya no sentía dolor, sus piernas se inclinaban para poder meter todo dentro y era desesperante como atravesaba mis entrañas ese negro, deliraba de placer, lo que sentía no se como describirlo. Me acariciaba los pechos mientras me penetraba, yo me sobaba la conchita, era exquisito. Él empezó a darme por el culo y la concha, lo sacaba del culo y me clavaba la concha y así viceversa , eso era espectacular, ya mi culo lo recibía perfectamente, se había dilatado para recibir toda esa tremenda envergadura. Otro orgasmo se me venía, pero esta vez el venía conmigo…

-Cosita me voy…tu culito me recibe tan rico y veo como te lo meto por los dos hoyitos, es delicioso…mamy me voy…ahhhh, que rico…ahhh…ahhh…ahhh…ohhh…mmm…ohhh…

-Que rico mi amor, lléname el culito con tu leche papito. Yo igual acabo contigo cosita…dame más…voy contigo mi amor, sigue…mmm…ahhh…ahhh…ahhh…ahhh…ohhh…ohhh

Que goce, que sensación, mi negro me llenaba el culo, sentía explotar su pene y su leche caliente alimentaba mi culito que estaba completamente satisfecho. Él apoyó su pecho en mi espalda con su verga aún en mi culo, sentía como su corazón acelerado se calmaba y su pene se achicaba poco a poco.

Después de un rato, se levanta de mi cuerpo y me saca el pene del culito, que ni lacio se salió solo, me da vuelta y me da un beso tierno. Se acerca al sofá para descansar, yo trato de buscar mis braguitas que él las había lanzado por ahí y mi ropa que estaba en el suelo. Comienzo a vestirme hacia arriba, ya que la falda la tenía aún en la cintura, me vestí lo más rápido que pude y las braguitas destruidas las guardé en mi cartera, él descansaba en el sofá desnudo y sólo con los zapatos puestos. Termino de vestirme y me dice…

-No olvides que estás contratada cosita, mañana vienes y firmamos contrato, ok

Apenas termina de hablar y entra su socio, Ricardo. Era un hombre de piel blanca, alto y de contextura gruesa, era casi del mismo porte que mi nuevo jefe negro. Juan seguía desnudo sobre el sofá…Ricardo me mira y mira a Juan…

-Parece que me perdí de algo. Yo trabajando y tú dándote un banquete en la oficina…dice Ricardo sonriendo…

-Te presento a la mujer que va a llevar las cuentas y la administración de la empresa, su nombre es Monserrat y tiene el currículo perfecto para el puesto…dice Juan cerrándome un ojo.

-Mucho gusto Monserrat, estoy seguro que va a ser un placer trabajar juntos, se acerca y me da un beso en la cara, que estaba muy sudada y colorada por tanta revolución.

Lo saludo muy nerviosa…

-Entonces mañana nos vemos para que firmemos contrato. Me despido de ellos y salgo lo más rápido que puedo.

Adolorida por todos lados y apenas caminando llego al ascensor, donde termino de ponerme la chaqueta. Salgo del edificio y tomo el taxi. Ahí sentada, con la conchita hinchada y el culo perforado, me senté pensando en como sería trabajar junto a Juan, un negro perfecto y a Ricardo, un ejemplar de hombre blanco muy atractivo. El sólo pensarlo, me recorre por todo el cuerpo un escalofrío…


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