Cómo comerse una Conchita y no morir en el intento...



Tengo mucho respeto por todos los hombres a los que les gusta comer conchitas porque hay muy pocos de ustedes en la calle, y no soy la única mujer que lo dice. Y lo que es mas, algunos de los que lo hacen a la antigua usanza, no lo hacen demasiado bien, así que quizá esta pequeña sugerencia les ayude.

Cuando una mujer encuentra a un hombre que lame bien ha encontrado un tesoro y no le va a dejar escapar fácilmente. Este es un tipo raro y ella lo sabe. Ni siquiera se lo dirá a sus mejores amigas pues si no le convertiría en el hombre mas popular de la ciudad. Así que recuerda, la mayoría de los hombres pueden follar y generalmente lo hacen de una manera satisfactoria, pero los que saben besarlo bien, lo tiene hecho.

Muchas mujeres están tristes por sus cuerpos. Incluso si tienes a la mujer más maravillosa del mundo contigo en la cama se estará preocupando por como te gusta su cuerpo. Dile que es bella, dile que partes te gustan más, dile cualquier cosa pero déjala que confíe en ti lo suficiente como para dejarte bajar entre sus piernas. 


Ahora para y mira lo que ves. Es bonito, verdad? No hay nada en el mundo que le haga mas única a una mujer que su zorrita. Ya se, has visto muchas, las hay de diferentes tallas, colores y formas. Algunos están metidos para adentro como el potorrin de una chiquilla y otros tienen los labios gruesos y seductores que salen para darte la bienvenida. Algunos son cepillos enredados de pelo y otros están cubiertos con pelusa transparente. Aprecia las cualidades únicas de tu mujer y dile lo que le hace especial. 

Las mujeres son mucho más de palabra que los hombres, especialmente cuando se hace el amor. También responden más al amor de palabra lo que significa que cuanto mas le hables, más fácil te será hacerle acabar. Así que todo el tiempo que pases acariciando y manoseando su preciosa joya, háblale de ella. Ahora, mírala de nuevo, suavemente aparta los labios y mira los labios internos. Incluso chúpalos si quieres. Ahora separa las partes superiores del coño hasta que encuentres el clítoris. Las mujeres tienen clítoris de todas las tallas igual que los hombres tienen penes de diferentes tamaños, pero esto no tiene nada que ver con su capacidad de orgasmo. Simplemente significa que la mayor parte de ella esta escondida bajo su prepucio. 

Cada vez que toques el xoxito de una mujer asegúrate de que tu dedo está húmedo. Puedes chuparlo o puedes mojarlo con sus jugos internos, pero asegúrate por cualquier medio de mojarlo antes de tocarle el clítoris, pues tu dedo se quedará pegado a el si está seco, y eso duele. Pero tú no quieres tocarle el clítoris de cualquier manera, tienes que ir preparando el terreno. 

Antes de que ella se excite, su clítoris es demasiado delicado para ser manejado. Aproxímate a su conchita despacio. A las mujeres, incluso más que a los hombres, les encanta ser incitadas. La parte interna de su muslo es su punto más delicado. Chúpalo, bésalo, haz dibujos con la punta de tu lengua, acércate peligrosamente a su zorrita. Hazle que se anticipe a ello. Ahora chupa el pliegue donde las piernas juntan su coño. Acaricia tu cara con su arbusto, cepilla tus labios sobre su rajita sin presionar, para posteriormente excitarla. Después de haber hecho esto hasta un punto en el que tu chica esta moviéndose y tratando de forzar para que te acerques más a ella, entonces pon tus labios en la superficie de su vagina. Bésala suavemente y después más fuerte. Ahora usa tu lengua para separar los labios de su conchita y cuando se abran haz correr tu lengua arriba y abajo entre las capas de carne del coño. 

Suavemente separa más sus piernas con tus manos. Todo lo que haces con una mujer y lo que estás a punto de comer tiene que ser hecho suavemente. Fóllala con la lengua, eso también le excita de maravillas porque por ahora ella quiere que se le preste algo de atención a su clítoris. Compruébalo, mira si el clítoris se ha vuelto lo suficientemente duro como para sobresalir de su cubierta. Si es así, chúpalo. Si no puedes verlo, puede estar esperándote debajo.